La
novela nos sitúa cinco años después de la batalla de Teutoburgo y vuelve a
mostrarnos los hechos, al igual que su predecesora, desde el punto de vista del
centurión Tulio principalmente (aunque en determinados capítulos lo hace desde
el de alguno de sus legionarios o del mismísimo Arminio).
La historia avanza con Tulio enfrentándose a un motín de las legiones acantonadas en Germania (dos tercios de la novela), para en la parte final revivir Teutoburgo con una nueva incursión romana en Germania.
Pero dejo rápidamente la sinopsis de la novela, que se puede encontrar en cualquier referencia de la misma, y paso a Sacar Punta a aquellos aspectos de la misma que menos me han encandilado.
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El Trauma de Tulio
Tulio sigue apareciendo como un centurión
de una valía inusual dentro de las legiones romanas, un líder nato que afronta
cualquier situación con sensatez, valor, y lealtad. Pero esta vez se muestra marcado
por la pérdida de sus hombres y del águila de su legión en Teutoburgo, hecho
que le hace sentirse extremadamente culpable y responsable y para el que desea
poder redimirse ante la nueva oportunidad que le brinda Germánico.
El
trauma de Tulio comienza siendo un acierto, dado que muestra como el personaje
se comporta como lo haría un soldado de nuestro tiempo ante la misma situación
(podría ocurrirle a cualquier veterano de Irak o Afganistán), pero poco a poco
empieza a hacerse demasiado recurrente e incluso pesado para el lector. Con las
primeras tres o cuatro referencias creo que hubiera quedado claro. No hace
falta que se comente, cada vez que Tulio ve una charca, ¡que le recuerda a los
pantanos de Teutoburgo y a sus camaradas caídos en él!
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La Ratonera Romana
Para
seguir sacando punta a “La caza de las águilas” voy a avanzar casi hasta el
final, a la batalla de los Puentes Largos, cuando los germanos ávidos de sangre
y creyendo aterrorizados a los romanos, se lanzan al ataque del campamento
mientras las legiones se mantienen formadas en silencio en su interior.
Los
germanos escalan la empalizada y contemplan al ejército romano, se detienen
unos segundo estupefactos según la narración y…¿avisan al resto de los
asaltantes? ¿los líderes tratan de frenar el ataque?
Pues no, se lanzan muralla abajo al interior
del campamento para ser pasados a cuchillo por los romanos. Es cierto que el valor
para los germanos consistía en lanzarse a la batalla a pecho descubierto, pero
es difícil creer que viendo a las legiones plantadas en formación no se les
pasara por la cabeza detener el ataque. Aunque solo se debiera a que los
tendrían a su merced simplemente dejándoles tratar de salir de los pantanos
(básicamente repitiendo Teutoburgo).
Se puede defender la narración de la batalla indicando que así lo describen
los historiadores de la época. El problema es que indagando un poco más éstos
explican cómo, una vez que los germanos comenzaron a saltar las empalizadas,
legiones romanas salieron por las puertas del campamento envolviendo a los
asaltantes en varios frentes y desatando, ahora sí, la correspondiente
carnicería.
Muy pobre la trampa romana para tan gran resultado como obtuvo. Como nos oyeron
gritar de miedo en la noche vamos a quedarnos aquí dentro en formación y
calladitos, que los germanos van a venir confiados directos a ensartarse en
nuestros pilum. Muy, muy infantil para mi gusto.
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La Muerte de Telio
Como en toda serie narrativa, en esta
trilogía de las águilas nuevos personajes van apareciendo mientras que a otros les
toca despedirse. Este último es el caso del legionario Vitelio (Telio),
superviviente de Teutoburgo en la entrega anterior, y que esta vez no
sobrevivirá a la batalla de los Puentes Largos.
Aunque es de agradecer el intento del autor por dar emoción y suspense,
al ocasionar la muerte de Vitelio cuando quizás menos peligro corría y una vez
concluida la batalla, ¿algún lector no daba por hecho que Vitelio moriría al
acercare a saquear al germano moribundo? En este caso, el guion se vuelve inocente y
previsible. Ben Kane no consigue sorprender al lector y la previsibilidad le
quita dramatismo al pasaje…Muerte sin pena ni gloria para un personaje al que
podría tildar de simpático para el lector y que quizás hubiera merecido una muerte más digna de recordar.
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EPÍLOGO de Sacando Punta
Una
vez más el autor sigue linealmente acontecimientos históricos, incluyendo hasta
aquellas anécdotas que, no siendo relevantes para el hilo argumental, fueron
recogidas por los historiadores de la época. Ben Kane ha demostrado ser un gran narrador
que sabe captar la atención del lector, pero no sabemos si su capacidad
imaginativa al salirse del carril histórico está al mismo nivel.
Hasta el momento la trilogía de las Águilas se
sostiene gracias a unos personajes con potencial y a un ritmo narrativo
entretenido, vibrante, e incluso brillante en ciertos pasajes, pero no sabemos si ello
bastará para hacer triunfar el siguiente volumen al mismo nivel que los dos anteriores.
Unir hechos históricos como si fueran retales no siempre es sinónimo de
éxito. Una buena preparación bibliográfica es fundamental, pero debe utilizarse más como base de la novela que como un guion estricto a seguir.
¡Veremos
si el final de la trilogía mejora en este aspecto y las Águilas de Roma se
alzan hacia el cielo o por el contrario se hunden en las ciénagas germanas!